Friday, March 25, 2011

El dilema de Elena

Las lágrimas que vierte Elena son de rabia, de coraje, de frustración, de impotencia. Siempre ha sido una mujer luchadora, que ha criado a sus tres hijas y a sus dos hijos sin el apoyo de un padre o de un hombre. Y ahora no sabe qué hacer ni cómo componer un asunto que le quema el alma y le rompe el corazón. De un sólo tirón y para sacarse el dolor, Elena cuenta lo que le pasa.
Una madrugada, desde su país de origen, Elena recibió la llamada de su hija, quien entre sollozos le contó que su pareja le había golpeado tan fuerte que estaba a punto de perder al hijo que espera. Ella ha huido y se ha refugiado en casa de sus vecinos. La hija de Elena está embarazada de cuatro meses y su padre, el golpeador, es un criminal buscado por la ley.
El sujeto en mención es primo de su mujer y fue deportado de Estados Unidos por problemas de drogas y pandillas. Antes de ser detenido pegó a su propia madre y a quienes quisieron defenderla. Una vez en su país, sedujo a la hija de Elena, que ahora tiene 22 años y la embarazó. En este peregrinar de actos vandálicos, al sujeto le disparó la policía y a pesar de tener cuatro balas en su cuerpo sobrevivió, se repuso y ahora sigue cometiendo fechorías a diestra y siniestra. La muchacha le ha suplicado a su madre que le traiga a Estados Unidos porque no soporta más violencia en su vida. Elena ha pedido dinero y se ha puesto en contacto con un coyote para intentar salvar a su hija. El coyote no le garantiza que ella pueda cruzar o llegar a su destino. La familia de Elena le presiona para que la muchacha abandone al sujeto, pero sucede que ella ha regresado a vivir con él, en un típico caso de violencia doméstica, donde la mujer vuelve al hogar ante las amenazas del hombre.
Y he aquí el dilema que le ha quitando el sueño a Elena y le arranca tantas lágrimas: si la muchacha logra llegar a Estados Unidos, peligraría la vida de toda la familia de Elena en manos del delincuente, quien buscaría venganza por el abandono. Si la chica no logra cruzar la frontera, Elena perdería el dinero que suma varios miles. Si deja que la muchacha siga viviendo con el sujeto, podría ser asesinada porque hace poco se supo que él le disparó a los pies sólo porque no quiso darle comida. Y una más, si la muchacha llega a este país, nadie quiere ser responsable de recogerle cerca de la frontera, que es donde se compromete a dejarle el coyote, es decir, si Elena fuera por ella, existiría el peligro de ser deportada porque no tiene documentos. Como se ve, esta historia tiene tantas aristas que nadie quisiera estar en los zapatos de Elena, que se halla literalmente entre la espada y la pared.

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