Friday, August 5, 2011

Cuestión de tiempo

René se enteró de que su mamá baila en una barra y quiere morirse. No puede creer que ella haya sido capaz de hacerle esto, después de tanto consejo y tanto barullo para que sea un chico bueno, obediente y honesto. Ahora no sabe cómo afrontar la vergüenza que le provoca la idea de imaginar a su mamá tomando, bailando, dejándose manosear de cualquier tipo bolo que se ponga delante. Quiere morirse de sólo imaginarla bailando y riendo como una loca en la madrugada. Hasta la imagina en la cama con uno y otro y le queman las mejillas de saber que el dinero que llega a casa se gana de esa manera. A René le había dicho que estaba trabajando en el turno de la noche de una factoría y le pareció bien porque ella es la única que le mantiene y le paga los estudios.
Desde que comenzó en el supuesto trabajo, la situación económica cambió para ambos. A él le compró ropa de marca y ella cambió su apariencia, con nuevos vestidos, nuevo corte de cabello y paseos por la isla y por la ciudad. Su mamá le contó que le pagaban mejor porque demostraba dedicación y empeño, incluso le dijo que tal como iban las cosas, pensaba dejar el trabajo de la mañana en la otra factoría. Y todo era mentira.
René pocas veces le escuchaba llegar, pero cuando ella entraba al departamento, prefería simular que estaba dormido para no saludarle, porque hubiera sido el pretexto ideal para escucharle hablar y hablar sin parar, porque ese es el pasatiempo favorito de su madre. Y ahora René se pregunta cómo decirle que ella le mintió, que se enteró por un chisme de sus vecinos de su actividad. Está pensando mejor ir a la barra y sorprenderle in-fraganti a ver que le dice y cómo reacciona, pero se acobarda, tiene miedo de enterarse que el trabajo que ella hace es decente, honesto y no necesariamente tiene que ser malo para su reputación. No sabe qué hacer. Los días pasan y la indecisión se mantiene, pero tendrá que llegar el día. Todo será cuestión de tiempo.

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