Sunday, June 10, 2012

Las ausencias


Este ha sido un mes de ausencias, unas involuntarias y otras obligadas. Merlene dejó la vida al cruzar una gran avenida. No alcanzó a llegar al otro lado porque un auto que llevaba prisa la atropelló mortalmente. Ahora ya descansa en el cementerio de su pueblo allá en su país de origen. Ella no quería ausentarse todavía, tal vez dentro de un año decía.
Luego siguió Sara. Llegó a Long Island hace siete años y desde entonces trabajaba sin descanso para mantener a sus tres hijos, sus padres y abuelos. Cada mes enviaba dinero para que sobrevivan sin penurias. Camilo el hijo de Sara tiene doce años y quiere ser independiente, no hace caso de las advertencias y por eso se montó en un potro casi salvaje que le lanzó al suelo de cabeza. Ahora está en el hospital bajo pronostico reservado, tiene una hinchazón brutal en la cabeza y los médicos han llamado a su madre para que firme su autorización y poder operarle sin responsabilidades futuras. Es posible que Camilo no se salve y muera en la operación. Sara tuvo que viajar de urgencia, ella se ausentó de pronto de la factoría, abandonando su trabajo y su vida diaria, y ahora tiene que afrontar un futuro incierto.
La madre de María ha muerto de repente. Estaba sana y buena pero un ataque al corazón le ha quitado la vida. Ahora María ha puesto la renuncia porque debe afrontar una serie de transacciones legales y de herencia. Ayer se despidió con lágrimas y dice que se va triste por esta doble pérdida. Y ayer también se fue el gringo Bill que aprendió español a gritos y sólo decía palabrotas. Se fue a buscar un mejor trabajo con mejor salario. Como se ve, las ausencias a veces no son por decisiones propias, quienes creen en el destino marcado podrán afirmar que así está escrito y otras voces defenderán las ausencias como cosas del azahar y de la vida. Lo que sí es cierto es que dejan a su paso una profunda desolación y mucha tristeza y los que quedan deberán aprender a soportarlo.

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