Sunday, June 10, 2012

Como si nada


Y volvió, tal como se fue: en silencio. Hace unos meses, Gabino contó la historia de aquella muchacha que pidió auxilio a su madre, radicada en Long Island, para que le ayude a huir de su pareja que la golpeaba sin misericordia y la amenazaba de muerte cada tanto.
Es la misma muchacha embarazada que fue detenida en la frontera y dejada libre con la condición de acudir a su cita con un juez de migración. Es la misma que decidió, por miedo, no ir a la cita con la ley y más bien decidió esconderse para no ser encontrada con la hija recién nacida.
Esta es la misma muchacha que mantuvo en secreto su inminente huída con aquel que la golpeaba, que la insultaba, que la humillaba y la volvía como un trapo.
Es la misma que una mañana huyó del lado de su madre con destino desconocido y dejó una simple nota pidiéndole perdón por su acto. Esta es la muchacha que desapareció de la faz de la tierra durante todo este tiempo, hasta ahora que regresa.
Nadie le esperaba. Simplemente llegó de madrugada con la niña en brazos y una maleta. Entró y se quedó en la salita del sótano. El llanto de la pequeña despertó a su abuela, quien después de haber jurado olvidar a la hija ingrata, se desató en llanto de la emoción, la abrazó y besó a su nieta y luego se fue a prepararles el desayuno.
Todavía no conversan ni se ha escuchado un perdón, pero por lo poco que hablaron se sabe que la muchacha dejó a su verdugo y volvió a casa de su madre. No se sabe por cuánto tiempo. Desde la próxima semana entrará a trabajar en la factoría y ahí, tal vez, se conozcan más detalles.

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