Saturday, October 20, 2012

Santo Remedio


Regresó muy borracho cerca de la medianoche. Reina tenía prendido el televisor pero no lo miraba, era su pretexto para disimular la preocupación por la tardanza de su marido. Apenas cruzó la puerta comenzó con los insultos. Reina estaba desconcertada, él nunca le había faltado al respeto, menos intentar golpearla como ahora. El se acercó y mientras seguía con sus ofensas, lanzó su mano a la cara de su mujer. Ella logró esquivar el golpe y en un acto reflejo, cerró su puño y devolvió el golpe. El borracho cayó al piso, tal vez por la vergüenza o por el alcohol no se levantó hasta el otro día. Reina intentó hablar con él, pedirle perdón por su acto pero no tuvo oportunidad y así pasó la semana.
Llegó un nuevo viernes y él nuevamente llegó borracho. Dice Reina que su paciencia es ilimitada, que ha soportado todos los momentos malos en su vida, pero esta vez una nube nubló su vista. Cuando él intentó abrir la boca, ella se abalanzó con una escoba y a golpes le sacó de la casa, advirtiéndole con llamar a la policía si intentaba agredirle.
Santo remedio. Por fin, el marido se sentó a conversar con ella, le explicó que estaba muy tenso y molesto porque perdió dinero apostando a favor de la selección de fútbol de su país, que obviamente no ganó ningún partido. Reina se mira frágil, pero después de lo acontecido todos y todas en la factoría le miran con otros ojos.

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