Saturday, October 20, 2012

El abuelo quiere regresar


El abuelo saluda y pregunta casi en un susurro: “de quién es esta casa? “Suya abuelo” es la respuesta. Una nueva pregunta, acercando la cabeza y bajando más el tono de su voz: “en dónde estamos”, “En Nueva York, abuelo”. “Te pago lo que quieras si me llevas a mi casa en Sudamérica”, dice confidente el abuelo.
Toda la familia está acostumbrada a este diálogo que se repite sin cesar cada vez que se reúne por cualquier motivo. Es que el abuelo está perdiendo la cabeza dicen los pequeños y le siguen el juego de las preguntas que él hace. No está muy viejo asegura uno de los trece hijos del abuelo, apenas tiene 75.
Quien le viera bailar pensaría que tiene menos años de vida. Baila con pasión pasodobles, tangos, boleros y le encantan los ritmos tropicales. Danza con señorío opina su mujer que ha visto morir a dos de sus hijos no hace mucho, aunque le apena que su marido haya perdido la memoria.
El abuelo quiere volver a su tierra natal aunque confunde el pueblo. En el fondo de su memoria sabe o siente que él no pertenece a este sitio a donde llegó por un chequeo médico y donde seguramente vivirá los últimos años de existencia. No puede volver por la simple razón de que ya no tiene casa a dónde llegar. Los hijos que quedaron allá la vendieron y se repartieron el dinero sin tomar en cuenta a los cinco que viven en Estados Unidos. La razón que dieron es que aquí viven igual que los gringos: como ricos, mientras allá se comen la camisa todos los días por la pobreza. Ya está a la venta un lote de tierra y unas pocas aves y ahí terminará el patrimonio del abuelo que sigue preguntando dónde está y presintiendo que aquí no pertenecen ni su cuerpo ni su alma ni su espíritu.

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