Wednesday, August 25, 2010

Doce Dedos

Cuando llega la hora del almuerzo en la factoría, también llega la hora de los cuentos, los dimes y diretes o los chambres como se dicen a los chismes que se cuentan en algunos lugares hispanos.

En esta ocasión se contó la historia de Doce Dedos que es verídica y ocurrió en un pueblo conocido por todos. Dicen que por allá vivía una señora que era muy chismosa, que se pasaba el tiempo mirando los defectos ajenos y comentándolos con todo el mundo, hasta con el gato y con el perro. Se dio la casualidad de que la mencionada chambrosa quedó embarazada y tuvo un hijo con seis dedos en cada mano. El niño, que no tenía la culpa de la boca ligera de su madre, tuvo que cargar la cruz de la burla de todo el pueblo, especialmente de los compañeros de escuela y luego de colegio que en toda ocasión hacían mención de sus doce dedos. El niño siempre fue tímido y nunca respondía a las burlas y empujones de cualquier zipote que se creía con derecho a atacarlo.

Un día, uno de los muchachos más populares y más grande entre sus compañeros atacó de verdad a Doce Dedos con palabras soeces y con acusaciones temerarias sobre su madre. Doce Dedos hizo honor a su nombre cuando multiplicó cada uno de los golpes que le propinó al mozalbete hasta hacerle pedir perdón para que pare la lluvia de golpes que estaba recibiendo.
Tras este suceso, Doce Dedos desapareció del pueblo y ahora las mujeres de la factoría aseguran que está viviendo en Long Island. Ellas juran que le han visto esperando por trabajo en la placita donde se reúnen los jornaleros y desde ya advierten que cualquiera que se meta a mencionarle su defecto o se burlen de él, recibirán la misma dosis que Doce Dedos le aplicó a su burlador hace ya muchos años en aquel pueblo conocido por todos.

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