Wednesday, August 25, 2010

Ella

Han pasado varios días y nadie sabe de ella. El se siente desolado, con una sensación de abandono por tan largo silencio, como cuando el tren se alejó una noche llevándose sus sueños. En poco tiempo ella transformó su modo de pensar, le enseñó una nueva forma de mirar la vida, de afrontarla, de pelearla, de asumirla.
Ella siempre ha demostrado con creces que es un ser humano con una fortaleza y una vitalidad férrea pero es sensible. En este breve trajinar se han ido conociendo sin tapujos, por eso él cree que debe socorrerla, decirle palabras de aliento, contarle que hay momentos en que no se debe ceder ni dejar caer todo lo que hasta el momento se ha logrado. Ambos saben que ha sido un largo proceso eso de ir derribando las murallas de la indiferencia, de combatir contra molinos de viento levantados por personas aparentemente solidarias.
Este es el momento de decirle a ella que llegó el momento de cambiar de rumbo, de creer en lo que hace con su apoyo, porque es necesaria, porque es importante, porque hay personas que le quieren y se comprometen sin condiciones a acompañarle en el largo peregrinar hacia nuevos proyectos, con ideas claras, con el corazón abierto y con nuevos sueños realizables. Ahora sólo quiere encontrarle para decirle palabras bonitas, contarle cuentos que le hagan reír, hablar y hablar de cualquier cosa, de nada y de todo.
Porque han sido las palabras las únicas cómplices en el mutuo entendimiento. Y aunque la canción dice que las palabras sobran, en este caso, las palabras faltan como falta ella.

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