Saturday, February 26, 2011

Nació el Niño

Hace una semana llegó al mundo el niño Anthony. Su nacimiento ha provocado emociones encontradas entre sus padres, sus abuelos y los familiares más cercanos. La opinión de amigos y conocidos no afecta para nada el desarrollo de los acontecimientos venidos y por venir.
Edgar, el padre de Anthony está que salta de contento aunque es su costumbre no mostrar emociones a flor de piel. Se mantiene discreto y no menciona el tema a nadie más que a las personas en quien confía. Ya hace planes para el futuro. Quiere ver a su hijo terminando la escuela y con una carrera, algo que él, por el momento, no lo ha conseguido porque abandonó la escuela y se dedicó a trabajar -y no por vago como le dicen sus familiares- sino para afrontar su responsabilidad de ser padre a sus cortos 18 años de edad. Edgar cuenta que su pareja, Ana, tiene 17 cumplidos y también se salió del colegio para no escuchar las críticas por su embarazo y porque quiere cuidar ella misma a su hijo.
La abuela de Anthony, no está contenta con su primer nieto por la simple razón de que los nuevos padres y su hijo se acomodaron a vivir en su casa. A ella, que está desempleada y separada de su esposo desde hace dos años, le ha correspondido atender a la madre primeriza, instruirle y alimentarle en las horas que Edgar está trabajando. A esto se suma la relación tirante que existe con su hijo quien le culpa de que su padre no viva con ellos. El caos se ahonda porque en esta casa viven dos tíos, sobrinos y sobrinas que se pasan criticando a Edgar y le califican con todos los nombres ofensivos que se les ocurre.
Se le pregunta a Edgar porqué decidió ir a vivir en esta especie de infierno y contesta que tiene todo el derecho porque la casa es de su padre y quienes deberían salir son los parientes injuriosos que no pagan la renta. Hace pocos días llegó a casa el padre de Edgar con un grupo de amigos. Todos estaban casi ebrios, habían tomado en honor y a la salud de Anthony. El abuelo estaba orgulloso porque su nieto nació varón y ya le ha escogido el padrino de bautizo, ha ofrecido organizarle una fiesta como nunca se ha visto por estos lados y también quiere comprarle toda la ropa y los juguetes que se merece un nieto. Edgar no cree en sus promesas porque siempre ofrece todo cuando está tomado y luego se olvida y nunca cumple.
Los amigos y amigas de Edgar le desean toda clase de éxitos como padre, le aconsejan que cuide de su nueva familia y cruzan los dedos para que no le falte trabajo, aunque el muchacho con todo el optimismo del mundo dice que es joven, fuerte y puede trabajar de los que sea, que esta no sería la primera vez que afronta desafíos y ya lo demostró cuando abandonó la pandilla y dejó de consumir sustancias dañinas para su salud como él mismo lo dice.

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