Thursday, January 5, 2012

Amor platónico

Rosa pasaba por ahí, sintió como un llamado y decidió entrar. Siempre le había atraído la posibilidad de hacerse leer la mano y llegó el día. Le atendió una señora gorda -Madam Chanel- que respiraba con dificultad, como si viniera corriendo, dice. Una vez concluidos los trámites de rigor como sentarse, mirarse, hablar un poco del clima y otras trivialidades, Madam Chanel entró en materia después de pedir que varios santos le iluminen. Parece que sí porque apenas tomó la mano de Rosa le dijo que ella había roto con su pareja y era cierto. Le dijo que se olvide de aquel que no valía la pena y que ponga su energía en algo productivo como sacar provecho del amor de un viejo. Lo más asombroso para ella fue cuando le soltó sin más ni mas que un gringo viejo estaba perdidamente enamorado de ella. Ahí sintió como una corriente eléctrica en la espalda porque había acertado totalmente, el supervisor de la factoría donde trabaja Rosa, un hombre sexagenario, le daba muestras diarias de afecto cada día y desde hace algunos años, sólo que ahora es más evidente.
Rosa es la favorita indudable del supervisor, hace lo que quiere, falta y le pagan, si quiere trabaja o se toma su tiempo para salir de compras en horas de trabajo y vuelve como si nada. En fin, es privilegiada para hacer y deshacer del gringo viejo a quien, como ella dice, le tiene comiendo de la mano y eso que no ha pasado nada entre los dos. Es lo que se llama un amor platónico, con roces simulados, caricias furtivas, miradas lánguidas, suspiros, orejas rojas y otras muestras de afecto que brillan como luces en la noche. Y Rosa niega que haya cedido a las pretensiones del supervisor. Se mantiene firme en sus treces y dice que quizás, alguna vez. El loco amor del gringo por Rosa quedó en evidencia cuando ella faltó una semana por enfermedad. La llamaba varias veces al día, miraba su estación de trabajo como esperando que llegara o tal vez extrañando su ausencia, estaba a punto de las lágrimas, obnubilado, ido, transportado, extraviado hasta que ella volvió y se le hizo el día. Las risas y el coqueteo volvieron a ser protagonistas y así estuvieron hasta cuando se pelearon en serio por una niñería. Ella decidió abandonar la factoría y él le amenazó que si salía, no iba a volver nunca más y Rosa se fue, segura de su poder. El capricho del gringo duró apenas dos días y no pudo más. Ambos midieron sus fuerzas y ella ganó, el gringo le pidió perdón y le rogó que vuelva y ella, tras poner condiciones, retornó como una reina, por la puerta grande. Y no es para menos porque se dice que entre otras exigencias pidió aumento de salario, un auto para movilizarse y un departamento para convertirle en nido de amor con el gringo en una zona exclusiva de la isla para evitar encuentros no deseados con compañeros y compañeras de trabajo.
Rosa dice que sigue al pie de la letra lo que le dijo la bruja, que puede conseguir todo lo que se le antoje si maneja con inteligencia tanto amor, pero que se apure porque el tiempo apremia, es corto y puede quedarse sin su Romeo, lo que en buen romance significa que el gringo tendría los días contados. Sin duda, una historia de amor.

No comments:

Post a Comment