Thursday, January 5, 2012

La migra

Era un día habitual, como cualquier mañana de miércoles de la semana, ajetreado, con mucho trabajo por hacer y mucho movimiento de los trabajadores de la factoría para cumplir sus estimados.
Nunca se supo de dónde vino el rumor, pero éste se extendió como un tsunami por toda la factoría hasta que se convirtió en un grito desgarrador de mujer: !La migra!
Tras el grito comenzaron otros chillidos, casi aullidos, advirtiendo sobre la presencia de la migra. Decenas de hombres y mujeres comenzaron una carrera loca, sin rumbo por los pasillos de la fábrica, unos intentando salir del recinto, otros buscando un escondite, trepando a lo alto, intentando meterse en grandes cajas. Subidas, bajadas, puertas que se abren y se cierran con violencia, cajas que caen, todo esto ante la mirada atónita de los supervisores que al principio no sabían que sucedía.
Tras unos minutos de pánico se escuchó por los parlantes al manager que pedía calma, pero las voces enloquecidas del pánico se sobreponían a cualquier razón. En este trance se miraron rostros pálidos, con lágrimas, en rictus de dolor, se escucharon gritos lastimeros que imploraban el favor divino. Algunas mujeres ya pensaban en sus hijos que iban a quedar sin sus madres y varios hombres pensaban ya en su triste suerte. Otros, pálidos pero serenos, optaron por quedarse en silencio, esperando el desenlace, asumiendo una posición digna ante la supuesta entrada de los agentes de inmigración. Luego hubo un silencio sobrecogedor, apenas se oían suspiros tras las lágrimas y comenzó la espera, todos mirando a la puerta de acceso que se abrió lentamente y entró un hombre viejo con uniforme azul, en sus manos llevaba papeles o documentos y alzando la voz preguntó por el manager, éste se acercó y saludo con el personaje, cruzaron unas palabras y juntos comenzaron la inspección del edificio. Era el inspector que vigila la seguridad industrial en todos los edificios y factorías del sector.
La voz de alarma confundiéndole con la migra se debió al carro en que llegó al edificio, una van muy parecida, dicen, a las que utiliza la migra, sumado a esto el uniforme azul y los sellos oficiales en pecho y mangas del personaje en mención, detonó semejante tropel en la factoría.
Tras el susto, vinieron las risas y los comentarios sobre la actitud de cada persona en esos momentos de angustia y sufrimiento.
El caso es que todos los días se festejan las situaciones más cómicas que se vivieron en una mañana habitual, de miércoles en la factoría.

No comments:

Post a Comment